
Encontró en el oficio de marroquinerÃa el trabajo certero para el cambio. Mientras cumple más de la mitad de su condena de 20 años en la PenitenciarÃa Regional de Villarrica, Antonio se concentra en fabricar termos, mochilas, monederos y cintos acabados en cuerina que durante las fiestas de fin de año pueden generarle un ingreso importante, como el año anterior que vendió 400 piezas.
Desde que supo de su condena y ver alejarse a su familia, se preparó para el largo camino y emprendió el aprendizaje de artesanÃa en cuerina que es lo que le ocupa durante 8 horas y le hace más corto el dÃa.
"Esta es mi fuente de trabajo, mi sostén en el penal", declara Antonio que se mantiene motivado elaborando las piezas en una habitación. Allà corta los materiales sintéticos y encola a los termos. Unos compañeros internos echan una mano al costurado y pespunte en hilo para dar acabado a los productos que serán vendidos en el penal o en ocasiones, en las ferias municipales de Villarica y Ciudad del Este.
El éxito mayor lo alcanzó el fin de año pasado, por lo que ansÃa que lleguen las festividades de diciembre y poder superar su record que fue de 400 termos forrados. Algunos de sus diseños son hechos con cuero de calidad y lucen bien diferenciados con venta más exclusiva.
"No importa el delito que hayas cometido, ni el sexo, ni la edad... aquà adentro se reflexiona porque muchas veces se pierde a la familia y los amigos. Se aprende que hay que comportarse bien", dice reflexivo Antonio Ruiz DÃaz mientras añora recuperar una vida futura junto a un único hijo que vive en Buenos Aires y a quien no ve hace 11 años.